Corren malos tiempos: la crisis nos azota día a día, la Unión Europea nos da por saco lo que puede, los especuladores nos van a mandar al carajo, el gobierno no sabe cómo salir de esta situación (por lo que se ve), el dinero negro sigue fluyendo, pero no se sabe por dónde, el estado de bienestar se hunde con el estado de superabundancia y riqueza flotante, las familias reestructuran su economía ante la ausencia de trabajo y el descenso de los sueldos (pero los funcionarios que se jodan ya que, al fin y al cabo, tienen una vida regalada), en fin, que ahora vamos a pensar otra vez que los españoles no sabemos hacer las cosas bien y volveremos a mirar al norte y todo eso.
Así que yo me voy de vacaciones, pero seguiré pensando en este blog y en mis lectores y visitantes. Me voy a mi pueblo, que ahora están de moda, como los recortes, pero ya me encargaré de no privarme de algún que otro placer puntual.
Por eso, no me encomiendo a mi virgencita del Carmen; este verano no, no le prometo nada, que no están los tiempos como para prometer y, si acaso, le voy a pedir que haga lo que pueda para dejarme tal y como estoy, porque ante esta avalancha de males nacionales, temo que pueda afectarme alguna desgracia, que las veo venir, y espero que me ayude a guardarme de tantos males y me cobije...en su pecho, como sabe ella que a mí me gusta.
Feliz verano a todos, que la canícula sea llevadera y nos vemos a la vuelta, ya dispuestos a trabajar, si nos dejan, por esta España burbujeante, pero menos.
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