Vistas de página en total

viernes, 26 de abril de 2019

Reservada y prudente.

Eres tan reservada y prudente
que hasta te guardas de decir lo que me amas.
Tu sonrisa dimana felicidad
cuando me ves aparecer,
cuando te miro o me acerco a ti
con alguna carantoña
o cuando te suelto alguna ocurrencia
aunque ya no te sorprendas.
Simplemente, agradeces el gesto
en cualquiera de sus formas
porque cuentas conmigo
y sabes que te amo.
No dices nada; lo pesado que resulto,
-empalagoso a veces,
demasiado previsible y tópico casi siempre-.
Tú, simplemente, callas y sonríes.
Así que, cuando dices que me amas,
cuando dices que me quieres mucho,
que me echas de menos,
entiendo que soy más que un chico majo
que ya peina los cincuenta,
entiendo que soy más que una buena compañía
con quien ver la serie de sobremesa,
más que un buen amigo con quien ir al cine
en versión original, más que un confidente
con quien compartir tus vivencias,
incluso más que un buen amante -eso espero-.
Cuando dices que me amas, que me echas de menos,
tu ausencia, esta soledad,
el vacío que dejas y el silencio que guardas,
todo cobra sentido,
hasta mi propia existencia.