Un latido incesante
de tu vientre y mi boca,
un espasmo violento,
nítido, transparente
como el agua del mar
azul que imaginamos
brota, emerge espontáneo
para sucumbir juntos
en la espiral perversa
de las ensoñaciones.
nítido, transparente
como el agua del mar
azul que imaginamos
brota, emerge espontáneo
para sucumbir juntos
en la espiral perversa
de las ensoñaciones.
Precioso.
ResponderEliminarMe pongo a tus pies, Carlota. Gracias.
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