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martes, 8 de febrero de 2011

Luis Alberto de Cuenca.

La semana pasada nos visitó, en el I.E.S Pintor Antonio López, el poeta y erudito Luis Alberto de Cuenca, quien a partir de hoy es miembro de la Academia de la Historia.
No pude disfrutar de la elocuencia de sus palabras ni de su afectado verbo, no exento de naturalidad, durante la hora y pico que duró su presencia en el salón de actos pues el deber me tenía deparado otros quehaceres, pero sí pude escucharle recitar tres poemas que comentó con gran sencillez ante un público adolescente que dejó al autor, al término de su intervención, satisfecho por el animado turno de preguntas que hubo en la parte final de su recitación.
Luis Alberto de Cuenca, poeta que evoluciona desde el culturalismo, de la mano de su coetáneo Luis Antonio de Villena, destaca por considerar que cualquier tema es materia poetizable y que cualquier palabra encaja en un poema, si se sabe hacer con gusto.
Comentó que su obra acaba de aparecer en una antología de la colección Castalia Didáctica muy útil para el profesorado. Yo tenía otro libro, Los mundos y los días. Poesía 1970-2002, publicado en Visor Libros, en el que aparecen los poemas que leyó, todo hay que decirlo, de memoria.
A mí me gusta el Luis Alberto de Cuenca que poetiza las difíciles ralaciones de pareja de la postmodernidad por la ironía y el humor que emplea, no exento de desencanto. Hoy dejo esta muestra para los que seguís el blog.

SONETO DEL AMOR DE OSCURO

La otra noche, después de la movida,
en la mesa de siempre me encontraste
y, sin mediar palabra, me quitaste
no sé si la cartera o si la vida.

Recuerdo la emoción de tu venida
y, luego, nada más. ¡Dulce contraste,
recordar el amor que me dejaste
y olvidar el tamaño de la herida!

Muerto o vivo, si quieres más dinero,
date una vuelta por la lencería
y salpica tu piel de seda oscura.

Que voy a regalarte el mundo entero
si me asaltas de negro, vida mía,
y me invaden tu noche y tu locura.

Quizá conozcas algún otro poema de este autor. Te invito a compartirlo.
Y también a que conozcas  quién fue el autor de la letra de Caperucita feroz de La Orquesta Mondragón.


4 comentarios:

  1. Me encanta... Gracias por compartir estos autores, para mí desconocidos, con nosotros. Interesante apreciación de que cualquier palabra cabe en un poema, pues es tan obvio como que no lo es si vemos la palabra "movida" en el poema. Es precioso. Siempre me digo que escribir poesía debería ser lo más fácil del mundo, pero no lo es, pues es el arte de decir sin decir; como yo ahora... que te digo que te prometí comentar lo que fuese y también te digo que hay una canción de Depeche Mode, que sin yo saber que era de ellos me gusta desde siempre: "Enjoy the silence". Ya sabes, a ver si es verdad.

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  2. Qué lujo, Pacorro.Tengo varios poemas suyos guardados en mi antología personal, pero voy a regalarte uno que siempre comento en clase para que mis alumnos vean que los tópicos clásicos siguen vivos. Y el sentido del humor también. Viva la metapoesía! Y que la negra muerte nos quite lo bailao...

    COLLIGE, VIRGO, ROSAS

    Niña, arranca las rosas, no esperes a mañana.
    Córtalas a destajo, desaforadamente,
    sin pararte a pensar si son malas o buenas.
    Que no quede ni una. Púlete los rosales
    que encuentres a tu paso y deja las espinas
    para tus compañeras de colegio. Disfruta
    de la luz y del oro mientras puedas y rinde
    tu belleza a ese dios rechoncho y melancólico
    que va por los jardines instilando veneno.
    Goza labios y lengua, machácate de gusto
    con quien se deje y no permitas que el otoño
    te pille con la piel reseca y sin un hombre
    ( por lo menos) comiéndote las hechuras del alma.
    Y que la negra muerte te quite lo bailado.

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  3. EL DESAYUNO

    Me gustas cuando dices tonterías,
    cuando metes la pata, cuando mientes,
    cuando te vas de compras con tu madre
    y llego tarse al cine por tu culpa.
    Me gustas más cuando es mi cumpleaños
    y me cubres de besos y de tartas.
    O cuando eres feliz y se te nota,
    o cuando eres genial con una frase
    que lo resume todo, o cuando ríes
    (tu risa es una ducha en el infierno),
    o cuando me perdonas un olvido.
    Pero aún me gustas más, tanto que casi
    no puedo resistir lo que me gustas,
    cuando, llena de vida, te despiertas
    y lo primero que haces es decirme:
    «Tengo un hambre feroz esta mañana.
    Voy a empezar contigo el desayuno».


    Y dime, Paco: ¿no podrías hacerte con el teléfono o correo electrónico de este señor?

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  4. Nocturno

    Apagaste las luces y encendiste la noche.
    Cerraste las ventanas y abriste tu vestido.
    Olía a flor mojada. Desde un país sin límites
    me miraban tus ojos en la sombra infinita.

    ¿Y a qué olían tus ojos? ¿Qué perfume de oro
    y de agua limpia y pura brotaba de tus párpados?
    ¿Que invisible temblor de cristales de fuego
    agitaba la seda lunar de tus pupilas?

    Recamaste la almohada con hilos de azabache.
    Tejiste sobre el sueño un velo de blancura.
    Eras la rosa pálida tiñéndose de rojo,
    la rosa del veneno que devuelve la vida.

    La blusa, el abanico, una pluma violeta,
    el broche con la perla y el diamante en el pecho.
    Todo abierto y en paz, transparente y oscuro,
    sin dolor, navegando rumbo a tus manos frías.

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