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martes, 4 de enero de 2011

Les vacances

Els meus pares són extremenys, però quan arribava l'estiu, marxàvem a València, concretament a un poble de La Ribera, situat entre Xàtiva i Alzira, que diuen Castelló de la Ribera. Permeteu-me en aquest punt que faci alguns aclariments.
En primer lloc, he de dir que a Don Benito (Badajoz) anàvem a la Setmana Santa i per La Immaculada, i clar, m'avorria molt visitant els amics dels pares, comprant xoriços i formatges.
En segon lloc, estiuejar a Castelló es deu a raons històriques i familiars. Durant la Guerra Civil, una cosina-germana de mon pare es va quedar a viure en aquell poble, ella i la resta de la família descendent de la tia Rosalía, germana de la meva àvia paterna. L'afecte comú entre ambdues parts va fer que ens convidéssim a passar-hi les sempre curtes vacances a casa seva.
Per últim, el nom original del poble és Villanueva de Castellón, el qual li va donar el rei Felipe II, per a diferenciar-lo de Castelló de la Plana. Quan va arribar la democràcia, la gent es debategava entre canviar el nom per Vila-nova de Castelló, o Castelló de la Ribera, nom que porta enguany.
Els primers passos en l'aprenentatge del català van ser en valencià i mai no vaig aventurar-me a parlar-ne. En canvi, m'afanyava per n'entendre. Els amics deien que ja era hora que en parlés i que n'entengués perquè portava molts anys anant-hi.
El cas era que ells no s'acostumaven a parlar-me en castellà, els hi costava molt i, encara que començaven en castellà per tal que els entengués, en mig de la conversa continuaven en valencià. De fet, per alguns, traduir un text al castellà suposava un esforç considerable.
D'altra banda, aquells anys, els primers de la democràcia, van ser anys de reivindicacions nacionalistes, anys en els quals vaig comprendre que ésser espanyol o sentir-se espanyol no era igual en totes parts i que existia un rebuig a identificar-se amb Espanya. Però d'això tractarem més endavant.

3 comentarios:

  1. Ayer hablábamos tú y yo de los "falsos amigos" y ahora me río por lo de "cosina-germana". He tardado en darme cuenta de que la prima hermana no es la prima "germana", pero será porque leer este texto en catalán a las ocho de la mañana supone un esfuerzo enorme. Estos temas del bilingüismo en regiones o países donde el formar parte de un grupo u otro puede dar lugar a conflictos dan para análisis de todo tipo. Hablabas de tu experiencia en aquel intercambio, de cuando los chavales seguían respondiendo en castellano cuando les hablaban en catalán. Con mis hijas "bilingües" es lo mismo: yo les hablo en español, constantemente, y ellas me responden en alemán empecinadamente. Dicen que es "injusto" que yo hable alemán con el resto del país y con ellas alemán, y bien mirado... tienen razón. Pero con mis padres hablan español, con pleno conocimiento de causa. Yo he tardado tiempo en aceptar que ellas son más ellas cuando hablan en alemán, igual que yo soy más yo si me expreso en español, y que por mucha madre española que tengan su lengua materna (dada por su país de residencia y colegio) es el alemán.
    Un tema muy actual en Alemania es la integración. El debate de los últimos meses consiste en aceptar que se ha fracasado que sigue habiendo subculturas y discriminación laboral en muchos casos. Preguntabas por Bélgica o Suiza. Yo conozco el caso belga muy de cerca, y he visto colegios francófonos en zonas de la periferia flamenca de Bruselas acordonados por nacionalistas flamencos con carteles "Aquí se habla flamenco". Y por mucho que se empeñen en Bruselas en que es una capital bilingüe, el 80% es francófono y con neerlandés no vas a ninguna parte, salvo para rellenar formularios en la administración.
    Pero si aceptamos que un lenguaje es riqueza, que no te restringe en nada sino que te amplia horizontes y que las lenguas no se imponen sino que se viven, entoces todos estos "problemas" no lo serían tanto. El bilingüismo es un regalo del cielo y da igual qué lenguas son. Yo lo veo por mis hijas, a las que la tercera lengua, el inglés, no les asusta nada.

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  2. Pasmada me he quedado, aunque ya sabía de tu bilingüismo, de la fluidez con que manejas el catalán, rey. Me encantaría corresponder, pero me temo que no es posible, aunque sí me atrevo con una tímida despedida. Muy interesante esa historia de familia. Pétons!

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  3. Falta me hacía volver a escribir en catalán porque el certificado de la E.O.I lo saqué hace diez años y la excusa del blog me está sirviendo para reconciliarme con el idioma nuevamente.
    El "petó", muy bien, es el beso; puede decirte también en diminutivo "petonets" (besitos).
    Esta es la forma más usual de besar en catalán, pero existe también "bes, besar" o "petonejar",

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